Su esfuerzo titánico en la construcción de la hidroeléctrica se ve recompensado con la celebración de un acto multitudinario y mediático.
Por Mateo Torres
El Vallecito. La instalación de la hidroeléctrica José Lucio Polanco en las comunidades de El Montazo-El Vallecito es un hito en la vida de los moradores de la zona, que nunca antes habían podido disfrutar de los beneficios del progreso que supone la luz eléctrica. Nuevas actividades económicas paralelas al tradicional sector agropecuario pueden, de esta forma, experimentar un impulso considerable a la par que la calidad de vida de los residentes aumenta. Y es que el desarrollo de la República Dominicana y de sus localidades más aisladas parece indetenible. Así lo demuestra el compromiso del presidente de la República, Lic. Danilo Medina con las comunidades más humildes y con la erradicación del problema del desabastecimiento de energía eléctrica que afecta especialmente las zonas rurales de montañas. Un compromiso que fue interiorizado con fuerza hace ya cuatro largos años por los verdaderos héroes de esta crónica, los comunitarios y comunitarias, al comenzar los trabajos de una obra titánica que ha culminado en éxito, con una inauguración multitudinaria y festiva, de interés nacional, sin precedentes en la zona.
El gran día fue un viernes, el pasado 15 de noviembre de 2013. A las doce del mediodía, bajo un sol tropical exultante, una representación de las más importantes autoridades de diversas instituciones había logrado congregar ya a la totalidad de los 900 residentes de las comunidades de El Montazo-El Vallecito, municipio Sabaneta, para celebrar la inauguración de la nueva central hidroeléctrica comunitaria. La expectación era máxima y los continuos aplausos y muestras de cariño colectivo, constantes. De inmediato, el periodista Raymundo Infante, locuaz maestro de ceremonias, daba por comenzado el acto bajo un enorme palio protector y una puesta en escena digna de los mejores eventos políticos, a tenor de la impecable instalación acústica o de las gigantescas vallas propagandísticas con el rostro de los protagonistas locales.
Tras la bendición del padre Marcelo, Ramona Mercado, firme y sin titubeos, fue la primera autoridad en ocupar el pódium y pronunciar unas palabras ante el micrófono y las abundantes cámaras de los medios de comunicación más relevantes del país. Como presidenta del comité gestor de la hidroeléctrica y líder comunitaria, Ramona es una trabajadora incansable cuya tenacidad da ejemplo al resto de sus conciudadanos y conciudadanas: “Aquí nadie se imagina lo que nosotros tuvimos que pasar para poder ver esta realidad”. Cuatro años de trabajo en una orografía difícil y montañosa, transportando materiales pesados y tubos de hasta varias toneladas es el sacrificio diario que los trabajadores comunitarios y la Federación de Campesinos Unidos (FECAU) han tenido que asumir. En palabras de Miguel Lizardo, coordinador del comité de construcción de la hidroeléctrica, muchos de esos hombres tuvieron que soportar unos horarios duros y un ritmo laboral que tan sólo paraba los domingos como único día de descanso. Pero hay un consenso claro en la comunidad: mereció la pena. “El desarrollo y el futuro es nuestro”, sentencia Miguel. Por su parte, Ramona, arropada por una afectuosa ovación, no lo duda: “Estoy dispuesta para seguir luchando en la comunidad y con todos ustedes para seguir progresando. Mi casa está abierta a todos ustedes”.
Los datos del proyecto impresionan: con un costo total de unos 46 millones de pesos, se construyó una represa sobre el río Guayubín, un sistema de canalización de agua de 12 mil galones por minuto y una casa de máquinas con una turbina tipo flujo cruzado capaz de generar 132 kW de electricidad. La distribución de la energía fue posible tras la instalación de 13 kilómetros de redes primarias y secundarias.
El secreto del éxito de un proyecto de tal envergadura fue la confluencia del mencionado impulso civil, comunitario, con el apoyo técnico y financiero de instituciones de la más diversa índole, representadas en el evento de la inauguración por las más respetadas autoridades: William Torres, alcalde del municipio Sabaneta; el Senador Antonio Cruz; Lena Guyomarch, representante de la embajada francesa; Miguel Ángel Núñez, Gobernador Provincial; David Arias, Director Técnico del Fondo Marena; Alberto Sánchez, Coordinador del Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP/FMAM/PNUD); y Licenciada Thelma Eusebio de López, directora de Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS/CDEEE).
Mientras que la intervención del alcalde Torres destacó la aportación de la municipalidad con medios logísticos y materiales, el Senador Cruz hizo un comentario emotivo de trasfondo navideño: “La comunidad de El Vallecito nunca había tenido luz. Estamos casi en Navidades y muchos hogares están alegres porque van a tener una Navidad con luz en su casa y eso quiere decir que va a cambiar su modo de vida”. Para Cruz, el progreso de las comunidades no se puede detener: “Yo ya no me imagino a una mujer lavando a mano aquí”. Pero el rigor protocolario del acto pronto tuvo un respiro con la actuación de la cantante Josefina Torres, quien ocupó el escenario animando a un público entregado y palpitante, lleno de alegría y de ambiente festivo con la canción Éxito del cantautor Luisito Rey.
Prosiguiendo con la ronda de discursos, Lena Guyomarch aclaró la aportación del gobierno francés a la hidroeléctrica a través del Fondo Social de Desarrollo: “El Fondo Social de Desarrollo es una herramienta del servicio cultural de la embajada de Francia, que tiene como objetivo luchar contra la pobreza y fortalecer las organizaciones de la sociedad civil.
Tras las intervenciones del Gobernador Miguel Ángel Núñez y del representante del FONDO MARENA (una institución adscrita el ministerio de Medio Ambiente), David Arias, uno de los ponentes más entregados y enérgicos fue Alberto Sánchez, Coordinador del Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP/FMAM/PNUD): “Este proyecto cohesionó hombres y mujeres, cohesionó instituciones, organizaciones, cohesionó a todas las fuerzas políticas, cohesionó a la cooperación internacional, cohesionó a todo el gobierno y cohesionó principalmente a esta comunidad que supo definir su horizonte hasta tener hoy luz 24 horas en cada una de sus casas”. Emotivo homenaje rindió Alberto, puño en alto, a uno de los comunitarios descubridores del potencial del río Guayubín para generar energía: el ingeniero Justo. “Un señor que quizá no ha ido a la universidad, pero que tenía claro dónde se podía hacer este proyecto hidroeléctrico y así lo tuvo en cuenta nuestra ingeniera Michella Izzo”, explicó Alberto. Paralelamente, puso el acento en la defensa del desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza: “Hemos de sacarle el mejor provecho a la inversión que supone tener una energía segura, limpia, confiable y propia”.
El culmen de la inauguración llegó de la mano de Miguel Lizardo y de la placa conmemorativa que le entregó a la titular de la Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS), Lic. Thelma Eusebio de López, quien fue también la encargada de cortar la cinta que simbólicamente ponía en funcionamiento la deseada central hidroeléctrica. En esta obra, la UERS está comprometida con la construcción de las infraestructuras necesarias para el abastecimiento de energía en las comunidades rurales y suburbanas, tal y como versa su nuevo plan estratégico para el desarrollo territorial total en el período 2013-2016. Emocionada y agradecida por los reconocimientos, Thelma invocó al profesor Juan Bosch para resumir su compromiso con la sociedad civil: “Como decía el profesor Juan Bosch, quien no vive para servir, no sirve para vivir. Muchas gracias”.
La celebración culminó con un gran almuerzo típico, que fue preparado por los comunitarios, y un gran baile amenizado por la música en vivo de Kiko El presidente y Franklin Fernández El Cantalindo. Al caer la noche, los ritmos caribeños sin límite, la alegría del buen ron dominicano y la avalancha juvenil rubricaron como colofón perfecto una jornada inolvidable que ya pasó a la historia de las comunidades de El Montazo-El Vallecito como la jornada en la que la luz llegó a sus vidas, para quedarse para siempre.